
Las escuelas de campo son el futuro de muchas personas que viven en contextos de pobreza. Se trata de una metodología, por su éxito cada vez más extendida, que reúne a una serie de personas con el objetivo de formarlos para mejorar los niveles de producción de las familias campesinas.
Los agricultores disponen de unos conocimientos previos que son siempre respetados y se intercambian entre ellos. Con esta base y bajo esta premisa, las escuelas de campo se crearon para conseguir un empoderamiento de los agricultores, enseñándoles a gestionar problemas productivos, ambientales y organizativos. Siendo ellos los protagonistas de su propio desarrollo.
Los modelos anteriores de capacitación agrícola tenían una metodología muy rígida en la que se ofrece demasiada información y no siempre es útil para el agricultor. Se ha demostrado que las escuelas de campo son una metodología práctica y eficaz; que basa sus principios en la integración de las novedades a los conocimientos que ya posee el agricultor, y a las demandas y necesidades que éste tiene en un formato principalmente participativo.
Las escuelas de campo comenzaron en Asia con las cosechas de arroz y, posteriormente, evolucionaron hacía otras zonas y otros cultivos.
Son escuelas que no necesitan pupitres ni pizarra, son personas que se juntan en el terreno para aprender y comenzar sus cultivos con alguien que les guía optimizando los recursos.
Son alumnos, porque aprenden a realizar mejor su trabajo, a probar novedades, a respetar el ecosistema, a desarrollar estrategias, a mejorar la calidad de sus productos y a abrir su mercado.
Sin embargo, también se convierten en maestros porque enseñan lo que saben al resto del grupo, sintiéndose más respetados y valorados por la comunidad.
Líneas básicas de las escuelas de campo
- El campo es la fuente del aprendizaje.
- La experiencia previa y su cultura, se respetan y se utilizan de base para continuar aprendiendo.
- El agagricultor aprende a tomar sus propias decisiones, siendo autosuficientes.
- Los agricultores reciben formación y seguimiento a lo largo de todo el ciclo del cultivo.
- El contexto y la zona determina la línea de formación.
Con las escuelas de campo, además de mejorar la economía de la zona, se fomentan valores como el respeto a la diversidad cultural, la igualdad de género, la justicia social y el cuidado y atención al medio ambiente, manteniendo el agroecosistema en equilibrio
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