La granadilla es una especie nativa de América que, además de ser cultivada en Colombia y Venezuela, se cultiva en Suráfrica, Kenia, Australia (Universidad de los Andes, 1994) y en Hawaii. El cultivo de granadilla en Colombia ocupa un lugar muy importante dentro de la oferta agrícola ya que el consumo de esta fruta es alto dentro y fuera del país.
De acuerdo con AGRONET, el área sembrada de granadilla en los últimos 5 años fluctúa ente 4000 y 4300 Ha, con un rendimiento promedio de 10 a 12 toneladas por Ha
Buenas prácticas agrícolas (BPA)
Semilla o material de propagación
Aunque la granadilla se puede propagar por diferentes métodos sexuales (semilla) o vegetativos (estacas, injertos, cultivos in vitro), lo más recomendable es utilizar semillas.
Para ello se deben seleccionar los frutos que hayan completado su proceso de maduración en la planta, teniendo en cuenta características tales como plantas vigorosas y productivas, frutos sanos y completamente maduros, de buen color, tamaño y peso; sumado a lo anterior, es necesario que el cultivo no haya presentado problemas fitosanitarios severos.
El almácigo debe hacerse en lugar aislado de cultivos para evitar el riesgo de plagas y enfermedades; las bolsas con las plántulas no deben estar en contacto directo con el suelo sino en estructuras levantadas.
Siembra
Antes de la siembra es necesario evaluar los riesgos para la producción, tales como el historial del lote y de la zona, plagas y enfermedades de cultivos anteriores, condiciones agroclimáticas y variedades aptas para la región, análisis fisicoquímico del suelo, topografía, disponibilidad de agua y vías de acceso.
También se debe preparar adecuadamente el lote, ésta actividad se realiza con mínimo un mes de anticipación al trasplante, de tal manera que se puedan aplicar correctivos y brindar un óptimo establecimiento a la plantación, preferiblemente implementando técnicas de labranza mínima (SENA, 2006).