
Hoy la cantidad de variedades de arándanos a disposición del productor es
extensa, por lo que la elección del portafolio de variedades que configuran un huerto moderno debe tomar en cuenta una serie de consideraciones técnicas, que se inician por conocer las potencialidades y debilidades de las variedades, las cuales se expresarán en mayor o menor medida dependiendo de la zona agroecológica donde sean cultivadas.
Es por ello que, previo a la elección de estas, es imprescindible desarrollar un estudio de zonificación edafoclimática del área específica de plantación, realizando un análisis de variables climáticas; como acumulación de horas frío, grados días, riesgo de helada y precipitaciones, especialmente en las épocas de floración y cuaja del cultivo.
Del mismo modo, un acabado estudio de los suelos, en cuanto a profundidad, textura y condición química.
Por otra parte, al elegir una variedad se debe tener en consideración la productividad, calidad y capacidad viajera de las variedades, dependiendo del mercado de destino.
De esta manera, una variedad para fresco debe principalmente tener alto rendimiento, floración y cosecha concentrada, fruta de alto calibre y de firmeza que supere los 200 N/mm2 , para que sea capaz de viajar largas distancias y con periodos de postcosecha de hasta 55 días, lo cual exige, por ejemplo, el mercado asiático.
Dicha condición, si bien tiene un origen varietal muy fuerte, es dependiente del manejo agronómico del cultivo, con variables críticas como poda, nutrición, riego y manejo de Botrytis.
Del mismo modo una característica, que cada vez irá cobrando mayor importancia, será la intensidad de color, sabor y crocancia, que son las cualidades que conforman el aspecto de calidad que convencerá en definitiva al consumidor para decidir su compra.